domingo, 1 de marzo de 2009

Matemática para el amor

Thank you disillusionment, thank you frailty,
thank you consequence
thank you, thank you silence
Alanis Morissette

Amalia ya sabía que ciertos días le recordaban a Juan. Sabía cuáles eran a la perfección, y los tenía clasificados. 
Estaban aquellos días, por ejemplo, en que escuchar una canción de Alanis Morissette le ataba un nudo en la garganta, porque recordaba la seguridad que sentía en aquella relación amorosa. O los días en que la lluvia golpeaba las chapas del techo y ella intentaba dormir atravesada para tapar el enorme agujero de la cama para dos. Luego estaban los días "celular muerto". Son pocas las ocasiones en que uno repara en lo inútil del celular: por lo general, cuando nadie llama ni se contacta. Entonces recordaba que Juan siempre hizo del celular un invento maravilloso, de esos que sirven para que uno se sienta genial. 
En total, no eran muchos días, sólo tres tipos de días diferentes: los días de Alanis, los días de lluvia a la hora de la siesta y los días del celular idiota. Tres no es mucho. 
En cambio, si son muchos los días que llevaban de haber cortado: 4 meses. No, 120 días suena mucho mejor. Ciento veinte días es un montón de tiempo, son como 2.880 horas... y ni hablar de los minutos. 
Así que, ¿qué son tres días cada tanto comparado con todo ese tiempo? Nada, en lo absoluto. ¿O en lo relativo? Bueno, no sabe, no se acuerda tanto de matemática. 
Además, siempre que terminaba de repasar el catálogo de días recordaba que, aún estando de novia con Juan, un día los mensajitos empezaron a escasear. Entonces, Amalia investigó y se dio cuenta que Juan se estaba curtiendo a la trola de su vecina, una flor de perra que se teñía el pelo de rubio 2 veces al mes, que son como 24 veces al año... demasiado para una chica auténtica, como siempre dijo ser. Además, usaba la mini cortita cortita, que obvio le quedaba re bien, porque iba al gimnasio 16 veces por mes, que son como 192 veces al año. En total, Amalia decía que esa piba era 216 veces más puta que ella. 
Y bueno, como ella siempre decía entre sus amigas, "si a otra te curtiste, alpiste, perdiste", lo fletó no más. No importaba cuántas veces pidió perdón Juan (que habrán sido unas 124, teniendo en cuenta que durante un mes de 31 días la llamó 4 veces por jornada). No lo iba a perdonar, de eso estaba segura, tan segura como de que las canciones de Alejandro Lerner le daban náuseas. Hasta luego, si te he visto, no me acuerdo. 
Bueno, si se acordaba Amalia. Se acordaba tres tipos distintos de días al mes, que podían repetirse en distintas combinaciones a lo largo de treinta o treinta y un días. Pero si no contamos eso, son sólo 3 días al mes. ¿Qué son 3 días, al fin de cuentas? Nada, el 10% de un mes, el 0,8% de un año. Así hechas las cuentas, era obvio que lo iba a olvidar 100% en poco tiempo. Porque el orden de los factores no altera el producto, ¿no?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta como escribis Mariaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
XD, te banco, lo sabes


Ariel (capaz sepas quien soy, capaz no jeje)

Fernando dijo...

Depende, 3 días con mal de amores puede ser una eternidaaaaaaaaaaaddd
larguísima que se estira como chicle del piso que le dió el sol.

Saludos, gracias por pasar!

Walter Leonardo Doti - (Filosofo Multimedia) dijo...

:)

Marina.Paiz dijo...

me parece que las matemáticas y el amor no son una muy buena combinción...
hacer cuentas sólo enrieda más las cosas... no?


(odio tener que copiar letras para dejar mi comentario jajaj soy malísima)

mara dijo...

Maru, dejá de escucha a Sabina
ya lo hablamos!
ajajajaj